miércoles, 12 de octubre de 2011

LA COSECHA DEL 77

Cierre los ojos por un instante. Trate de imaginar cómo era el mundo hace 30 años, cómo se veía, cómo sonaba 1977. Aunque algunos llenarán su escena con acordes que se escucharon en Avándaro y los envolverá el aroma a cuero, y otros serán momentáneamente cegados por las luces estroboscópicas de un lugar tipo Studio 54 y casi sentirán el poliéster sobre el cuerpo, todos -incluso quienes entonces ni siquiera figuraban en los planes de sus futuros padres- tendrán su propia visión de aquella época. ¿Y todo gracias a qué? Pues a un puñado de cintas que vieron la luz hace justo tres décadas y que ocupan, a la fecha, un lugar privilegiado en la cultura popular y en la historia de la cinematografía mundial: Annie Hall, Star Wars, Close Encounters of the Third Kind y Saturday Night Fever.
          Estrenadas en abril, mayo, noviembre y diciembre de 1977, respectivamente, todas ellas revolucionaron a su manera la forma en que se hacía y se concebía al cine, nos heredaron estrellas cuyo brillo perdura hasta ahora y se ganaron el favor tanto de la crítica como del público en general. Dominaron la entrega de los premios Oscar, llenaron los cines, se convirtieron en un fenómeno. Son parte de la cultura popular e hicieron popular una imagen de su tiempo.

Cuatro del 77
Considerada por muchos una de las obras cumbre de Woody Allen, Annie Hall o Dos extraños amantes, como fue rebautizada en México, es la madre de todas las comedias románticas modernas. Así como Doris Day y Rock Hudson o Katharine Hepburn y Spencer Tracy representaron los conflictos de las parejas de sus días, Diane Keaton (Annie Hall) y Woody Allen (Alvy Singer) se convirtieron en iconos de su tiempo, e inspiraron a dúos cinematográficos futuros como el personificado por Meg Ryan y Billy Cristal en When Harry Met Sally (Cuando Harry conoció a Sally), dirigida por Rob Reiner en 1989. Con Annie Hall, Allen inauguró el cine por el que sería más conocido: una exploración de las relaciones humanas en entornos meramente urbanos (neoyorkinos, para ser más exactos), en la que destacan obsesivamente sus temas favoritos: el sexo, la muerte, la religión y el psicoanálisis; y mientras lo hacía, se dio el lujo de jugar con las reglas cinematográficas de su tiempo: los personajes hablan directamente a la cámara, hay saltos temporales, disgresiones y hasta una secuencia animada.
          Sobre Star Wars (es decir, Una nueva esperanza, es decir, el episodio 4 de la saga de La Guerra de las Galaxias) posiblemente haya poco nuevo qué decir. La genialidad de su director-productor-escritor, George Lucas, fue llevar a la pantalla una historia clásica, con tintes épicos, ubicarla en un contexto diferente (el espacio, el futuro) y llenarla con una cantidad ingente de personajes diversos que van desde “una alfombra ambulante“, como la princesa Leia llamaba a Chewbacca, hasta robots parlanchines. A esto le sumó efectos especiales complejísimos para su tiempo y una nueva concepción de las campañas mercadotécnicas, combinación que le valió hordas de fanáticos para la cinta y suficiente dinero para que el mundo Star Wars siguiera creciendo. Es la historia de un grupo que con casi nada logró una victoria importante en la lucha por derrocar a un imperio opresor; es la historia de una producción independiente que se convirtió en una de las películas más exitosas de todos los tiempos.
          También con un tema espacial, pero en una atmósfera terrestre, Close Encounters of the Third Kind (Encuentros cercanos del tercer tipo) fue el segundo hitazo en la carrera cinematográfica de Steven Spielberg, quien apenas dos años antes había inaugurado la época de los éxitos taquilleros de verano con Jaws (Tiburón). Fue justo uno de los protagonistas de esta cinta, Richard Dreyfus, quien dio vida a Roy Neary, un electricista al que le cambia la vida una noche estrellada en la que se topa con seres de otro planeta. A diferencia de las cintas que habían tratado el fenómeno extraterrestre con anterioridad, Encuentros cercanos partió de una perspectiva optimista: no estamos solos, pero no corremos peligro. La transformación del miedo en maravilla le ha valido a este filme una legión de admiradores cuyas filas aumentan aún a la fecha.
          Saturday Night Fever (Fiebre de sábado por la noche) es otra historia de gente común haciendo cosas extraordinarias. Tony Manero (John Travolta) fue el típico antihéroe (en su caso, uno machista, sexista y malhablado) del que todos se enamoran y con cuyas ganas de salir adelante se identifican. Se convirtió en el icono de la juventud de los setenta, con su look poliéster y sus plataformas escandalosamente altas, y la situación no cambió ni siquiera cuando el autor de “Tribal Rites of the New Saturday Night, artículo publicado por Nik Cohn en la New York Magazine en el que se inspiró la cinta, calificó su obra de una mera invención. El poder de Fiebre de sábado por la noche fue tal que, cuando se daba por muerto al movimiento disco, lo sacó de la esfera underground en que existía y lo llevó a la cima de su popularidad y le dio la vuelta al mundo.

Héroes como nosotros
Si bien podría pensarse que una comedia romántica con tintes intelectuales no tiene mucho que ver con la historia de un grupo de rebeldes en el espacio, las cuatro cintas que nos atañen tienen varias cosas en común (además del año de nacimiento). Para empezar, los protagonistas de todas ellas son personas comunes que luchan por alcanzar la libertad o lograr una meta personal y lo hacen por medios poco comunes o fuera de la norma. El mensaje parece ser: ante las circunstancias, hay que salir adelante por uno mismo y luchar por lo que uno quiere a título personal. Hollywood hacía eco al espíritu que imbuía a los jóvenes de entonces en EU: tras la renuncia de Richard Nixon a la presidencia debido al escándalo Watergate, la firma del cese al fuego en Vietnam tras el fracaso de la multicriticada invasión, y el inicio de la presidencia del demócrata Jimmy Carter, la esperanza estaba en el aire, aunque también el desencanto ante el pobre desempeño del gobierno. No es gratuito que en 1976 Martin Scorsese estrenara Taxi Driver y al año siguiente viera la luz The Deer Hunter (El cazador) de Michael Cimino, dos de las cintas emblemáticas de la crítica a la guerra en Vietnam.
          Así los protagonistas de Annie Hall, Star Wars, Close Encounters y Saturday Night Fever hacen su propia crítica, no tan directa ni violenta, claro, y deciden ser los héroes de sus propias guerras con los medios que tienen a su alcance. Annie Hall decide ser quien maneja las riendas de su propia vida y tomar sus decisiones, correctas o incorrectas. Un campesino, un ermitaño, un mercenario, su socio y una princesa venida a menos unen sus fuerzas y se embarcan en una nave destartalada para atacar a un poderos imperio. Un hombre de familia de un pueblo perdido en el norte de EU deja el miedo y las ataduras a un lado para seguir su sueño, para conocer la verdad que anhela. Un chico de Brooklyn, con un trabajo miserable y muy pocas opciones de futuro, pone todo su esfuerzo y pasión en el baile, al que considera su único boleto de salida.

Mujeres de armas tomar
Otro punto en común de las cuatro cintas es la forma en que retratan a las mujeres. Annie Hall, Gillian Guiler y la princesa Leia son mujeres independientes y luchonas. La primera, interpretada por Diane Keaton, es prácticamente su alter ego -incluso comparten el nombre, pues el verdadero apellido de la actriz es Hall y su apodo cuando pequeña era Annie-. Tímida y torpe en un principio, poco educada y sin una dirección en su vida profesional, termina como una mujer segura de sí misma y de lo que quiere, que no se siente inferior a su pareja y hasta lo supera en logros, como cuando saca mucho más jugo del psicoanálisis en unas cuantas horas que en los 30 años que Alvy lleva tirado sobre el diván. El hombre que en un principio incluso llegaba a menospreciarla, termina recordándola con la mayor de las nostalgias cuando la ve perdida. Esta misma situación la revivirá Allen en otros personajes masculinos de su filmografía, como ocurre en Hannah and Her Sisters (Hannah y sus hermanas) o, más recientemente, Sweet and Lowdown (El gran amante).
          El caso de Gillian Guiler, tercera protagonista de Encuentros cercanos (junto a Roy Neary y al líder de la expedición científica, Claude Lacombe), es más radical aún. Se trata de una madre soltera que, ante la abducción de su hijo por un ovni, no teme salir en su búsqueda. Su libertad y fortaleza la convierten en la compañera de Neary en su aventura, a diferencia de la esposa de éste, a la que podríamos definir como la típica desperate housewife, que prefiere abandonarlo y darlo por loco. La actuación de Melinda Dillon como Gillian fue tan impactante que, con pocas películas a cuestas, se hizo de una nominación como Mejor Actriz Secundaria, logro que repetiría cuatro años después con Absence of Malice (Ausencia de malicia) de Sydney Pollack.
          En la no muy lejana galaxia de las mujeres fuertes del cine, la Princesa Leia siempre ha ocupado un lugar privilegiado. No sólo carece de cualquier tapujo para emitir su opinión (algunos podrían incluso llamarla contreras), sino que arma planes de rescate y maneja armas como la mejor, tiene dinero, un título nobiliario, es hija de uno de los más grandes jedis de la historia y su madre se distinguió en los terrenos de la política y la diplomacia. Leia Morgana (o Leia Skywalker Amidala, si hacemos honor a sus progenitores) es de hecho el personaje femenino dominante de la saga Star Wars entera, no sólo de la primera entrega. Fue princesa, rebelde, conoció el amor, encontró a un hermano del que ni siquiera sabía, procreó dos hijos que tuvieron por niñeras a todo un pueblo ewok y fue prisionera en un bikini de mínimas proporciones, lo que la convirtió en la fantasía de millones. Forma parte de la cultura popular y aparece en los lugares más inesperados, como en “A New Hope”, canción que el grupo Blink 182 sacó en 1997 (20 años después del estreno de la película), donde Leia es la personificación de la chica de los sueños: “Princess Leia, where are you tonight?/ And who’s laying there by your side?/ Every night I fall asleep with you/ And wake up alone” (Princesa Leia, ¿en dónde estás está noche?/ ¿Quién yace a tu lado?/ Cada noche me quedo dormido contigo/ Y despierto solo). Ni siquiera Carrie Fisher, la actriz que le dio vida, pudo con ella: después del éxito de los episodios 4, 5 y 6 de La Guerra las Galaxias, fue encasillada en el papel de princesa espacial y nunca tuvo una oportunidad siquiera parecida en el cine; tuvo una fuerte crisis por su adicción a las drogas, un corto matrimonio con el cantante Paul Simon y se convirtió en una novelista y dramaturga de cierta reputación en Hollywood.
          Y aunque las mujeres de Fiebre de sábado por la noche todavía están inmersas en una sociedad machista, algunas buscan escapar. Es el caso de Stephanie Mangano (Karen Lynn Gorney), la bailarina que intenta con desesperación cruzar al otro lado del río (de Brooklyn a Manhattan) y cambiar el curso de su vida, aunque no sin torpeza y dependiendo todavía de un hombre. Lo contrario ocurre con Annette (Donna Pescow), la ex compañera de baile despechada y despreciada por Tony, quien sólo quiere perpetuar las cosas y convertirse en una más de sus hermanas casadas.

El sonido del cine
En 1977 compartieron el top ten musical Abba, K.C. & The Sunshine Band, Barry Manilow, Marvin Gaye, Kansas y Alice Cooper. Al tiempo que moría Elvis Presley, The Clash comenzaba a sonar fuerte en EU con su punk-rock politizado. Y en medio de todo esto, un compositor neoyorkino lograba una gran hazaña: competir contra sí mismo por el Oscar a Mejor Banda Sonora, representando a dos de las mayores y más premiadas producciones del año. John Williams, compositor de cabecera tanto de George Lucas como de Steven Spielberg (entre muchos otros), fue nominado en esta peleada categoría por Encuentros cercanos del tercer tipo, pero ganó por Una nueva esperanza. En ambas películas, la música cumplía un papel de suma importancia, casi podría decirse que era un personaje más, y el público fue tan receptivo de esta circunstancia que adoptó las melodías que veía en pantalla. Así, no sorprende que una de las canciones más populares del año fuera “Star Wars Theme/Cantina Band”, esto es, el tema que se toca en la cantina donde Obi-Wan Kenobi y Luke Skywalker se encuentran con Han Solo y Chewbacca; o que la gente recuerde la tonadita con la que se comunican los alienígenas con los humanos en Encuentros cercanos, tan bien o mejor que una cita del protagonista.
          Pero fue en Fiebre de sábado por la noche donde la banda sonora se coronó como la reina del lugar. La coordinación entre historia, coreografía y música, junto al tremendo ángel que irradiaba John Travolta, lograron revivir un género que se consideraba moribundo y catapultar temas como “Night Fever”, “Stayin’ Alive” y “How Deep Is Your Love”, interpretados por los Bee Gees, a las alturas de las listas de popularidad. El soundtrack de Saturday Night Fever se convirtió en el primero equiparable en importancia y popularidad a la cinta misma: vendió en sus días más de 20 millones de copias y mantuvo el récord del álbum más vendido hasta que fue destronado por Thriller de Michael Jackson seis años después.
          La “nota discordante” se encuentra en Annie Hall: como parte de sus experimentos, Allen decidió que la cinta no tuviera un tema principal, ni en la apertura ni al final. Sin embargo, la música sí ocupa un lugar importante, ya que la propia protagonista es cantante (o al menos lo intenta). Como resultado, podemos escuchar “It Had to Be You” y “Seems Like Old Times”, temas que le vienen como guante al dedo a la cinta, en la voz de Diane Keaton. Una experiencia en verdad interesante…

 
LAS TREINTAÑERAS EN EL OSCAR
Annie Hall: nominación a Mejor Actor (Woody Allen); ganadora de Mejor Actriz (Diane Keaton), Mejor Director (Woody Allen, quien no recogió su premio alegando que no se acordó que ese día era la entrega), Mejor Guión Original (Woody Allen y Marshall Brickman) y Mejor Película.
Star Wars: nominaciones a Mejor Actor Secundario (Alec Guinnes), Mejor Director (George Lucas), Mejor Guión Original (George Lucas) y Mejor Película; ganadora de Mejor Dirección de Arte, Mejor Diseño de Vestuario, Mejor Edición, Mejor Banda Sonora, Mejor Sonido y Mejores Efectos Visuales, además de que Benjamin Burtt Jr. se lleva un Special Achievement Award por su trabajo al crear las voces para los alienígenas, criaturas y robots.
Close Encounters of the Third Kind: nominación a Mejor Actriz Secundaria (Melinda Dillon), Mejor Dirección de Arte, Mejor Dirección (Steven Spielberg), Mejor Edición, Mejor Banda Sonora, Mejor Sonido y Mejores Efectos Visuales; ganadora de Mejor Fotografía (Vilmos Zsigmond) y del premio especial a Mejor Edición de Efectos de Sonido, para Frank E. Warner. (Cabe mencionar que su protagonista, Richard Dreyfuss, se llevó la presea al Mejor Actor, pero por otra película: The Goodbye Girl (La chica del adiós), de Herbert Ross).
Saturday Night Fever: nominación a Mejor Actor (John Travolta).

HISTORIAS CRUZADAS
* Paul Simon, quien tiene un pequeño papel en Annie Hall, fue esposo de Carrie Fisher, la princesa Leia de Una nueva esperanza, quien a su vez participa en Cuando Harry conoce a Sally, homenaje a Annie Hall.
* Richard Dreyfus actuó en American Graffiti (1973), dirigida por George Lucas, al igual que Harrison Ford, quien protagonizaría la saga de Indiana Jones, dirigida por Steven Spielberg y escrita por Lucas.
* Bob Balaban, quien personifica al geógrafo traductor del Dr. Lacombe en Encuentros cercanos, ha trabajado en varias películas de Woody Allen como Alice (1990) y Deconstructing Harry (1997). Participó también en Capote (2005), cinta que retrata un episodio en la vida del afamado escritor, quien tiene un breve cameo en Annie Hall.




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Publicado originalmente en: Día Siete, no. 357 (10 jun. 2007), pp. 50-56.

¡OTRA, OTRA…! ¿OTRA?


Imagínese esto. Vemos partir a Ilsa Lund en un avión, acompañada por su esposo. Mientras, Rick Blaine, con un cigarro irrumpiendo en su eterna sonrisa de caradura, deja la pista del aeropuerto y se marcha hacia las sombras mientras platica con su nuevo amigo, el Capitán Renault. Entonces, Rick despierta. Todo ha sido un sueño que le recuerda un pasado que le parece muy remoto. Se para de la cama, se prepara. Lo vemos dirigirse a su nuevo negocio, un café en medio de un París todavía en reconstrucción. Estamos ante la inexistente secuela de Casablanca.
¿Por qué este filme sólo lo podemos ver en la pantalla de nuestra imaginación? ¿Por qué a nadie se le ocurrió, tras el éxito de esta clásica cinta, seguir sacando agua del pozo? ¿Por qué tampoco tuvimos oportunidad de ver a Scarlett O’Hara y a Rhett Butler cambiar  de nuevo pañales bajo el sol sureño en Lo que el viento dejó, ni a Ted y Joanna Kramer superar sus diferencias para educar a hijo Billy, ahora convertido en un chico rebelde en Kramer vs. Kramer 2. La venganza? Podemos intentar con varias respuestas. Uno, que en aquellos entonces las secuelas no eran una moda tan socorrida como ahora. Dos, que no hacía falta repetir historias porque habían guionistas lo suficientemente brillantes y prolíficos como para crear nuevas, y productores lo suficientemente aventureros como para apostar por ellas. Tres, que ni siquiera se planteaba la posibilidad de masacrar una buena película por el afán de seguir lucrando con ella. Cuatro, todas las anteriores.
Sea por la razón que fuere, el hecho es que en los últimos años hemos visto al género de los remakes, las secuelas, las precuelas y las sagas crecer y arraigarse como nunca antes. Este 2007 la lluvia de regresos amenaza con convertirse en un verdadero huracán: magos en edad escolar, héroes de tiras cómicas, espías desertores, ladrones con mucho charm... todo tendrá una segunda, tercera e incluso quinta oportunidad en la pantalla grande.

El regreso de héroes y villanos, magos y ogros

Una de las secuelas más esperadas es El Hombre Araña 3, cuya telaraña nos atrapará este mayo. Nuestro querido Peter Parker tendrá muchas razones para activar sus sentidos arácnidos: dos nuevos villanos le harán sudar la gota gorda, el oscuro Venom (Topher Grace, muy lejos de su papel como el chico flaco y desgarbado de That 70’s Show) y Sandman o El Arenero (Thomas Haden Church, mejor conocido como el mujeriego de Entre copas); la seductora Gwen Stacy (Bryce Dallas Howard) se interpondrá entre él y Mary Jane Watson, y la sombra de un viejo enemigo encarnará como el Nuevo Duende Verde. También desde el terreno de los cómics llegará Los 4 Fantásticos 2, en la que veremos a dos archivillanos en acción: el deslumbrante y veloz Silver Surfer y Galactus, el feroz devorador de planetas y sobreviviente del antiguo universo que existía antes del Big Bang, que sumarán sus maldades a las de Dr. Doom, con nueva máscara, más parecida a la original de la tira cómica. La Mole volverá con sus chistes sarcásticos, la Antorcha Humana con sus arranques juveniles y la Mujer Invisible y el Señor Fantástico darán grandes pasos en su relación.
Si la resaca del ron y los barcos fantasmas no se lo impiden, este mayo tendremos el regreso del adorado Capitán Sparrow en Piratas del Caribe 3: En el fin del mundo, donde podremos atestiguar la batalla final que resolverá el triángulo amoroso establecido en la entrega anterior, sabremos si la voluntad puede vencer viejas maldiciones y hasta dónde pueden llegar las alianzas y las traiciones. La corriente nos llevará hasta Oriente y tendremos el gusto de conocer al padre de Sparrow, otro excéntrico personaje... con cara de roquero. Pocas semanas después veremos en las salas de cine a otro antihéroe enfrentar su destino. En Shrek tercero reencontraremos al ogro del pantano vuelto príncipe rehuyendo, con la ayuda de sus fieles amigos El Burro y El Gato con Botas, la responsabilidad de ser el sucesor de su suegro al trono. Con tal de no vestir medias y corona, Shrek buscará que Artie, el joven y rebelde primo de Fionna al que dará voz Justin Timberlake, se apunte como candidato. El Príncipe Encantador una vez más buscará hacerse del reino, ahora con ayuda de su propio ejército de villanos de cuento, pero tendrá que lidiar con unas rudas heroínas de acción: Blanca Nieves, La Bella Durmiente, Cenicienta y Rapunzel, comandadas por la misma Fionna y su madre, la Reina Lillian. Ésta, por cierto, no será la última aventura de nuestros verdes amigos: ya está anunciada la cuarta entrega para 2010; guarden un poco de sus palomitas.
En vuelo directo desde la Academia Hogwarts llegará Harry Potter y la Orden del Fénix, la quinta entrega de esta saga, en la que veremos al joven mago meterse en problemas y ser juzgado por el Ministerio de Magia, volverse non grato para sus compañeros de colegio y luchar contra su eterno enemigo Lord Voldemort, cuyos pensamientos parece leer. Todo esto ocurrirá mientras Hogwarts se convierte en un caos pues Dumbledore es sustituido por la nueva profesora de Defensa Contra las Artes Oscuras, Dolores Umbridge (Imelda Staunton), y Ron y Hermione se estrenan como prefectos y ¿novios? En el mismo universo de la literatura, pero del otro lado del ropero, encontraremos Las Crónicas de Narnia. El príncipe Caspian, segunda cinta de esta serie que será estrenada hasta el próximo año y en la que repetirá en la dirección Andrew Adamson, también responsable por las dos primeras películas de Shrek. En esta ocasión, Peter, Susan, Edmund y Lucy, un año después de su primera aventura en Narnia, volverán para ayudar a Caspian a coronarse rey en lugar de su tío, el sanguinario General Miraz, aunque por ello posiblemente no puedan regresar a casa.

Risas, acción y ríos de sangre

Quienes disfrutaron viendo a Jim Carrey tratando de enmendarle la plana a Dios, este junio tendrán una segunda oportunidad para doblarse de la risa. Si en Todopoderoso (Bruce Almighty) era un reportero que despertaba la ira de Bruce Nolan (Carrey) al ser nombrado conductor del noticiero en el que ambos trabajaban, ahora Evan Baxter decidirá cambiar de giro profesional y dedicarse a la política como miembro del congreso. Lo que no sabe es que Dios tiene otros planes para él: le pedirá que construya un Arca (sí, como la de Noé), lo que podría costarle además de su trabajo, su familia, ya que su esposa e hijos temen que esté sufriendo una severa crisis de los 40. El protagonista de Evan Almighty es el genial Steve Carell, comediante cuya carrera ha despegado como meteoro gracias a su trabajo en series como The Office o películas como Virgen a los 40 años y la multipremiada Little Miss Sunshine. En el papel de Dios repite Morgan Freeman y, aunque Jim Carrey y Jennifer Aniston declinaron participar, a la cinta no le sobran talentos: Lauren Graham (conocida como la mamá de Gilmore Girls) hará de esposa de Evan, mientras que John Goodman será el congresista Long. Habrá que ver qué resulta de esta combinación.
Los fanáticos de la adrenalina verán sus deseos recompensados en junio y agosto. En primer lugar, los amantes de lo ajeno con más estilo vuelven en Ocean’s Thirteen, comandados de nuevo por Danny Ocean (George Clooney), sin Julia Roberts ni Catherine Zeta-Jones, pero con dos grandes novedades: Ellen Barkin y Al Pacino, la víctima a quien intentarán hurtar en esta ocasión. Casi a la vuelta de la esquina aparecerá un hombre que más bien busca desaparecer: Jason Bourne (Matt Damon) regresa en el que promete ser el último episodio de su aventura en The Bourne Ultimatum. La búsqueda de su identidad y libertad continúa, mientras la agencia del gobierno estadounidense para la que trabajaba le sigue los pasos tras un tiroteo en Moscú. Las novedades: el venezolano Edgar Ramírez, en su segunda cinta hollywoodense (la primera fue Vantage Point, todavía sin estrenarse en México) y el inglés Paddy Considine (inolvidable en 24 Hour Party People), que se suman al elenco en el que destacan Julia Stiles y Joan Allen.
Y como la cartelera tendrá de todo, como en botica, Hostel 2 y Saw 4 prometen saciar las ansias de los seguidores del gore. La primera, del realizador Eli Roth (Hostel, La cabaña sangrienta), se regodeará con escenas sangrientas en las que participan springbreakers sin mucho cerebro, pero con mucho afán fiestero, una vez más en Europa del Este. Por su parte, la franquicia del terror llamada Saw y conocida en México con el nombre de Juego macabro, tratará de engancharnos nuevamente en la truculenta labor de “superación personal” llevada a cabo por el macabro Jigsaw y sus seguidores. Veremos si lo logra; en todo caso, tenemos hasta el próximo año para prepararnos.

El retorno de los rucos

Si no cree en los poderes mágicos del bótox y los antioxidantes, 2007 será un año que lo conducirá a un mundo mágico donde todo es posible, incluso renacer de las cenizas, resurgir de los vendajes. No estoy hablando de La momia 3, que por cierto se estrenará en 2008, sino de los héroes de antaño, de los viejitos pero ruditos que volverán a repartir puñetazos y patadas en la pantalla grande, esperemos con mejor suerte que el restirado Sylvester Stallone en Rocky Balboa. Bruce Willis es el primero en lanzarse al ruedo, una vez más como John MacClane, el mítico policía neoyorkino que desde 1988 (¡hace casi 20 años, señoras y señores!) se la vive salvando a su esposa y a medio mundo, ahora en la cuarta entrega de Duro de matar: Live Free or Die Hard. En esta ocasión salvaguardará a la economía de EU de la amenaza de un joven hacker (Matt Foster). Otros que vuelven son la pareja dispareja de Jackie Chan y Chris Tucker, quienes prometen seguir ejercitando las artes marciales y el humor en Una pareja explosiva 3, ahora en escenarios parisinos. Para el próximo año tendremos los nuevos lances de Harrison Ford como el arqueólogo aventurero favorito de chicas y grandes en Indiana Jones 4. Steven Spielberg se encargará de la dirección, George Lucas de la producción y David Koepp (Jurasic Park, El Hombre Araña) del guión. En cuanto al reparto, repiten en sus papeles Karen Allen, John-Rhys Davies y Sean Connery, como el padre del aventurero; entre las caras nuevas se encuentran Cate Blanchett y Natalie Portman, cuya participación como hija de Jones no ha sido confirmada oficialmente.
Corren los rumores de que en fechas próximas podremos ver al gobernator Arnold Schwarzenegger en un cameo para Terminator 4, que se dice protagonizarán Vin Diesel y Nick Stahl, quien ya diera vida al joven John Connor en Terminator 3, así como que Eddie Murphy, tras cosechar reconocimientos con Dreamgirls y ganancias con Norbit, retornará triunfal en la cuarta entrega de Un detective suelto en Hollywood. Esperemos que no se tarden demasiado porque, como popularmente se dice, no se están haciendo más jóvenes...



LA MADRE DE TODAS LAS SECUELAS
Para sorpresa de muchos, la historia de las secuelas cinematográficas es casi tan vieja como la del cine. La primera de la que se tiene noticia es de 1916. Se trata de The Fall of a Nation (La caída de una nación), dirigida y escrita por Thomas F. Dixon Jr., continuación de The Birth of a Nation (El nacimiento de una nación, 1915), cinta casi fundacional del cine estadounidense dirigida por D.W. Griffith. Ambas películas están basadas en novelas del mismo Dixon: The Clansman y The Leopard’s Spots, en las que se mezclan historias de la guerra civil, el asesinato del presidente Lincoln, el nacimiento del Ku Klux Klan y la participación del ejército estadounidense en la Primera Guerra Mundial.

SECUELA DE ABOLENGO
El segundo hito en la historia de las secuelas tiene que ver con la mafia... y no la hollywoodense, sino la italoamericana retratada con maestría por Francis Ford Coppola. Este cineasta es responsable de cambiar el destino de las secuelas: en 1974 estrenó El Padrino Parte II, que no sólo fue la primera cinta en llevar el “Parte II” en el nombre (antes se usaba cambiar alguna parte del título original o aumentarle palabras), sino que rompió con la creencia de que las segundas partes nunca son buenas. La continuación de la historia de los Corleone fue la primera secuela en ganar el Oscar a Mejor Película (hazaña sólo repetida por El Señor de los Anillos: El retorno del Rey en 2003), además de tener cinco nominaciones por mejor actuación, de las que Robert De Niro se llevó la de Mejor Actor Secundario. Si bien la tercera parte de El Padrino, filmada 16 años después, no fue tan exitosa, esta trilogía ha mantenido su nivel de culto por cinéfilos de todo el mundo.

LA SAGA DE ORO
El momento cumbre de las secuelas en el cine llegó en 1977, año en que nació una verdadera mina de oro llamada Star Wars. La mega aventura épica creada por George Lucas inauguró la era en que las sagas se convirtieron en negocios multimillonarios con un sinfín de ramificaciones y que, en su caso, dio pie a una de las empresas productoras más exitosas de la historia, LucasFilm, y hasta a innovaciones tecnológicas y mercantiles importantes.
El universo Star Wars de entrada está compuesto por seis películas (Una nueva esperanza (1977), El imperio contraataca (1980) y El retorno del Jedi (1983), que corresponden a los episodios 4, 5 y 6 de la saga total, y La amenaza fantasma (1999), El ataque de los clones (2002) y La venganza de los Sith (2005), episodios 1 a 3), a las que se suman otras más realizadas por LucasFilm: La aventura de los Ewoks. La caravana del valor (1984) y Ewoks, la batalla por Endor (1985); cintas para la televisión: Especial navideño (1978) y Los Muppets. Especial Star Wars; las series animadas Ewoks, Droids y Las guerras clónicas (volumen 1, 2004, y volumen 2, 2005); además de un sinfín de productos como juegos de rol y de mesa, videojuegos, libros y muñecos. Cabe mencionar que una de las grandes victorias de George Lucas y su compañía es lograr quedarse con los derechos sobre las imágenes de sus personajes, así que haga usted la cuenta de a cuánto ascenderán sus ganancias.

1, 2, 3 POR TI Y TODAS TUS VERSIONES
En ocasiones, la proliferación de remakes y secuelas sólo genera confusión. Un ejemplo perfecto de esto es el clásico del terror The Hills Have Eyes, conocida en México como El despertar del diablo. La película que mostró por primera vez a los mutantes salvajes del desierto fue dirigida por Wes Craven en 1977. Una nueva versión de la misma historia, esta vez bajo la batuta del francés Alexandre Aja, fue estrenada en 2006. Ya en 1985, Wes Craven había retomado su vieja película para hacer una segunda parte, El despertar del diablo 2, en la que un grupo de ciclistas en una carrera por el desierto se topan con los mismos mutantes de la original. Ahora, para mayor desconcierto, acaba de estrenarse una secuela del remake (¿un semake?, ¿una remakela?) de 2006, dirigida por el alemán Martin Weisz, bautizada también como El despertar del diablo 2, pero con una historia distinta (aunque de cierta manera igual): un grupo de militares gringos se enfrenta a los pobladores del desierto. Así ni quién entienda.



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Publicado originalmente en: Día Siete, no. 348 (8 dic. 2007), pp. 40-47.

EL COMANDANTE SÍ TIENE QUIEN LE ESCRIBA (Y LO VEA)



Fidel Castro tiene mucho que celebrar este 2006. No sólo cumple 80 años de edad el 13 de agosto, sino que puede decir orgulloso que se ha mantenido en el poder por 47 años, ha sobrevivido a diez gobiernos estadounidenses y a 640 atentado en su contra. Nada mal para una sola vida. Y es que, se le vea como un héroe o como un villano, no se puede negar su naturaleza de sobreviviente, de hombre poco común, y esto tal vez esté relacionado con lo que su amigo Gabriel García Márquez dice de él: Fidel es “incapaz de concebir ninguna idea que no sea descomunal”.
Esta “enormidad” que caracteriza a Castro ha ayudado a su transformación en figura de bronce viviente, de esas a las que festeja y llena de flores, pero también a las que se plagan de graffiti y se tumban cuando los ánimos se encienden. Tanto las pasiones desatadas como las ideas estructuradas han producido ríos de tinta en manos de politólogos, periodistas, narradores y todos aquellos que se han sentido compelidos en algún momento a verter sus opiniones en torno a su figura, así como cientos de imágenes encuadradas en pantallas de cine y televisión que han contado cientos de veces una historia rebosantes de aristas. A pesar del desmayo sufrido en 2001 y el resbalón que terminó en fractura doble en 2004, que muchos han visto como el principio del fin de una era, la figura de Castro pervivirá por mucho tiempo en la imaginación popular. Todo apunta a que habrá Fidel para rato.
Enseguida presentamos una selección de libros y producciones fílmicas y televisivas que comparten el mismo objeto del deseo: el abogado, guerrillero, jefe político y revolucionario eterno, Fidel Castro Ruz.


El Comandante en (muchas) páginas

Entre las muchas y muy extensas obras que se han dedicado a Castro, existen algunas consideradas clásicas, como las publicadas en los años ochenta y noventa por Gianni Minà y Frei Betto. El primero, un reconocido periodista e intelectual italiano especializado en América Latina, elaboró tres textos a partir de entrevistas con el gobernante cubano: Un encuentro con Fidel (1988, luego reeditada como Habla Fidel); Fidel: Presente y futuro de una ideología en crisis analizada por un líder histórico (1991); y El Papa y Fidel: ¿Qué futuro espera a América Latina? (1999). Uno de los puntos más interesantes de estas obras es el cuestionamiento que Minà hace a Castro sobre el tema de la religión: ¿cuál es su postura frente al catolicismo?, ¿hay espacio en el Partido para los cristianos? Ante esto, y para sorpresa de muchos, el Comandante se muestra francamente abierto y hasta encuentra fuertes coincidencias con las ideas en torno a la pobreza del entonces papa Juan Pablo II, quien a su parecer “ha hecho pronunciamientos que si yo los digo serían subversivos, porque ha hablado de trabajo para los padres de familia, medicinas para los enfermos, tierra para los campesinos, viviendas para los que viven en los barrios marginales”. Coincidentemente, la obra del brasileño Frei Betto aborda la misma temática. En Fidel y la religión: conversaciones (1985), Castro apunta que: “Una de las características de nuestra Revolución es que suprime el robo, la malversación y la corrupción. Si la Iglesia decía: ‘amar al prójimo como a ti mismo’, eso es precisamente lo que nosotros predicábamos”. Y, en su estilo siempre controversial, asegura que “aunque eso no consta en datos, ni en estadísticas [...] con seguridad muchos de los que participaron en el Moncada eran creyentes”.
En obras posteriores se ha abandonado esta temática y se ha dado preeminencia al hombre sobre el personaje. Muestra de ello es la que se proclama como única “biografía autorizada” de Castro, escrita por Katiuska Blanco, periodista del diario cubano Granma, y publicada por primera vez en La Habana en 2001. Esta obra, que pronto será editada en México, pretende retratar al “hombre de carne y hueso” y a su familia. A decir de la autora, “no es un inventario acucioso de la realidad, ni siquiera un relato a pie juntillas de la vida de un inmigrante gallego fundador de un pequeño batey y de una familia numerosa, dos de cuyos hijos [Fidel y Raúl] forjarán después una leyenda”.
Junto a esta obra existe otra que vio la luz por primera vez en Brasil en 2001, producto de la periodista, historiadora y cineasta Claudia Furiati, considerada la “biógrafa consentida” de Castro. Y es que para la redacción de las 717 páginas de Fidel Castro. La historia me absolverá (2003), esta brasileña tuvo acceso a los archivos secretos y personales de Castro, logro de muy pocos. Con un par de apéndices muy útiles (Frentes de guerra y Cronología de la guerrilla), esta biografía francamente laudatoria cubre desde los años de infancia hasta 1999 en la vida del Comandante, al que equipara con José Martí: “a semejanza del patrono libertador, en su vida Fidel ha conjugado el pensamiento, la palabra y la acción”.
Entre las novedades editoriales se encuentra la Biografía a dos voces de Ignacio Ramonet (2006), reconocido sociólogo y periodista de Galicia, como la familia de Castro, y criado en Marruecos. Es el actual director de la publicación francesa Le Monde Diplomatique, y este no es el primer libro en el que retrata a un personaje carismático: hace poco sacó un libro sobre Marcos. Esta Biografía a dos voces es producto de una serie de entrevistas que el autor sostuvo con Fidel entre enero de 2003 y diciembre de 2005. En un tono que pretende ser imparcial, Ramonet termina por mostrar su admiración por quien considera “el último ‘monstruo sagrado’ de la política internacional. Pertenece a esa generación de insurgentes míticos –Nelson Mandela, Ho Chi Minh, Patrice Lumumba, Amílcar Cabral, Che Guevara, Carlos Marighela, Camilo Torres, Turcios Lima, Mehdi Ben Barka”.
En el mismo tenor se encuentra Fidel (2004), del periodista y ensayista alemán Volver Skierka, quien a la par de recoger información, asesoró a Oliver Stone mientras éste rodaba su documental en Cuba. Uno de los aciertos de esta publicación es que introduce la historia de Castro, quien para el autor “pasará a la historia como uno de los pocos revolucionarios que han permanecido fieles a sus principios”, en la historia mundial y en especial en la de las tensas relaciones entre Oriente y Occidente, Norte y Sur.
Con un tono menos periodístico y más literario, también se encuentra en librerías La autobiografía de Fidel Castro. I. El paraíso de los otros (2004) del escritor cubano Norberto Fuentes. Esta obra, por demás extensa (y pesada, gracias a sus casi 900 páginas), cubre la historia del Comandante desde su niñez hasta la revolución y la caída de Batista, y está narrada en primera persona por Castro, quien comparte con el lector pasajes íntimos de su vida.
Claro que no todo es vencer o morir... también existe el amor. Al menos esto es lo que quiso mostrar Isabel Custodio en El amor me absolverá (2005), donde esta hija de exiliados españoles dio a conocer el tórrido romance que vivió con Castro mientras éste radicaba en México y se encontraba preparando la revolución. La autora y el futuro prócer se conocieron cuando ésta acompañó al fotógrafo Néstor Almendros a retratar a varios combatientes cubanos encarcelados en México... entre ellos Fidel.


Fidel en la pantalla

La figura de Castro siempre ha ejercido cierta fascinación a los medios de comunicación: ya sea para elevarlo a la condición de héroe broncíneo o para denostarlo, su nombre e imagen ha poblado desde sus días de guerrillero las páginas de los diarios y las pantallas chicas y grandes. Por su parte, Fidel ha sabido aprovechar estos espacios para esparcir sus ideas y apoyar su perenne revolución, tanto dentro como fuera de Cuba: desde la denuncia al embargo comercial hasta la exposición de momentos embarazosos para otros gobernantes (léase el episodio Fox-Castro durante la Cumbre de Monterrey). Pero la relación del Comandante con los medios no ha sido sólo utilitaria.
Aunque algunos sostienen que es una mera leyenda urbana para desprestigiar a Castro, se sabe que en sus días de estudiante de bachillerato y en sus primeros años como estudiante de Derecho participó en la industria fílmica como extra para la Metro-Goldwyn-Mayer. Como lo oye. El futuro rector de los destinos cubanos fue el jovencito que apareció en una que otra escena de al menos cuatro producciones hollywoodenses: dos comedias musicales, You Were Never Lovelier (1942) y Holiday in Mexico (1946), la primera protagonizada por Rita Hayworth y Fred Astaire y la segunda, por Jane Powell; además de dos comedias románticas, Bathing Beauty (1944) y Easy to Wed (1946), ambas estelarizadas por la reina de las coreografías acuáticas, Esther Williams, la segunda con la participación de la también jovencísima Lucille Ball (sí, la del show I Love Lucy). Por cierto que los mismos que dieron a conocer estos datos denunciaron el “recorte” de las escenas donde figura Castro en casi todas las copias de estos filmes, obra –sugieren– de algún pro castrista que no quiso ver relacionado el nombre del tal vez mayor luchador antiimperialista con algunas de las producciones más “rosita” del cine estadounidense. Además, algunos sostienen que el trabajo en la pantalla grande de Fidel no quedó ahí, ya que tanto él como el Che Guevara trabajaron también como extras en producciones mexicanas durante su estancia en el país.
Dejando estos episodios aparte, el Comandante ha seguido figurando en documentales, ya sea como protagonista o como partícipe de episodios entre los que se cuentan la Crisis de los Misiles, la Guerra Fría, la historia del deporte o de la mafia. El más reciente de los documentales centrados en su persona es Rendezvous with Death: Why John F. Kennedy Had to Die (2006), dirigido para la televisión por el cineasta alemán Wilfried Huismann. Debido a la poca distribución de este género en nuestro país, acaba de pasar sin pena ni gloria –rebautizada como Cita con la muerte– por pocas y recónditas salas. Con una duración de 90 minutos, presenta una tesis bastante escabrosa: la muerte del presidente norteamericano John F. Kennedy fue resultado de una conspiración en la que estuvo involucrado el mismo Fidel Castro. Vale la pena mencionar que no ha sido el único en pensar en esta posibilidad. El narrador estadounidense James Ellroy construyó parte de su novela América sobre un hipotético nexo entre las mafias norteamericanas y el presidente cubano. Nombres como Jimmy Hoffa, J. Edgar Hoover y Howard Hughes se entrelazan con cargamentos de heroína procedentes de Cuba en esa historia.
Otro documental reciente y menos accesible aún es Fidel Castro (2005), realizado para el programa televisivo American Experience, escrito, producido y dirigido por Adriana Bosch, cineasta de origen cubano radicada en Estados Unidos. Fue transmitido por la PBS, cadena sin fines de lucro operada por 348 estaciones televisivas públicas estadounidenses, y pretende en sus dos horas de duración ofrecer un recuento de la vida y obra de Fidel, apoyado en entrevistas a exiliados y tránsfugas, politólogos, periodistas, ex miembros del gobierno castrista e incluso familiares para reunir todos los puntos posibles.
Pero tal vez el documental más publicitado, aunque no por eso más o mejor distribuido es Comandante (2003), dirigido y producido por Oliver Stone. Su hora y media de duración es el resultado de 30 horas de filmación, repartidas en tres días, en las que el mismo Stone entrevistó a Fidel durante la estancia del cineasta en Cuba durante febrero de 2002. Los temas que abordaron van desde la juventud de Castro y su ascenso al poder, hasta la Crisis de los Misiles, el embargo estadounidense y el papel de Cuba en el mundo. Su premier se realizó en el Festival de Sundance en 2003, pero después Stone hizo públicos sus problemas para exhibir la película en territorio estadounidense, tal vez por su clara admiración y apoyo hacia el castrismo, y culpó directamente a la mafia cubana en Miami por censurar su filme. En un tono completamente contrario se encuentra Mauvaise conduite (1984), escrita y dirigida por el cineasta español Nestor Alemandros. En ella se retratan las crueldades y el despotismo del régimen de Castro, a partir del testimonio de cubanos expatriados, entre los que destacan escritores, cineastas y presos políticos que alguna vez apoyaron a Castro en su lucha contra Batista, para luego separarse de él por diferencias políticas. Entre los personajes que aparecen en el filme se encuentran Guillermo Cabrera Infante, Susan Sontag y Reinaldo Arenas. El total de los testimonios fue luego publicado por el director, bajo el mismo nombre.
A diferencia de su amigo y compañero Che Guevara, quien ha merecido ya dos películas biográficas de altos vuelos (Che Guevara (2005), donde lo encarnó el español Eduardo Noriega, y Diarios de motocicleta (2004), protagonizada por Gael García Bernal), Fidel Castro sólo tiene en su haber un filme producido para la televisión: Fidel (2002). Dirigido por David Attwood y anunciado con el eslogan de “He fought for freedom. He settled for power” (Luchó por la libertad. Se asentó por el poder), fue transmitido en Latinoamérica como miniserie por Hallmark Channel. Uno de sus atractivos es el elenco, conformado por conocidos actores latinoamericanos, entre los que destacan por su número y la importancia de sus papeles, los mexicanos: Víctor Huggo Martin, quien da vida a un Fidel Castro que pasa de ser un joven e idealista abogado en busca de una segunda independencia para su país, esta vez frente a Estados Unidos, a un obstinado y duro gobernante; Gael García Bernal, que repite en su papel de Che Guevara y se esfuerza por conciliar el inglés (lengua principal del filme) con el acento argentino; Cecilia Suárez, como la guerrillera y luego miembro del gobierno, Celia Sánchez; y José María Yazpik que personifica a Camilo Cienfuegos. Además actúan la venezolana Patricia Velásquez, quien da vida a Mirta Díaz-Balart, esposa de Castro y madre de Fidelsito, la colombiana Margarita Rosa de Francisco hace de Natalia Revuelta, la amante con quien Fidel procrea una hija, y hasta Diego Luna hace una pequeña aparición durante el ataque al Cuartel Moncada. Basada en los libros Guerrilla Prince. The Untold Story of Fidel Castro (1993) de la corresponsal estadounidense Georgia Anne Séller, y Fidel Castro de Robert E. Quirk, la película triunfa al retratar a un Castro humano, con virtudes y defectos.
 

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Publicado originalmente en: Día Siete, no. 314 (6 ago. 2005), pp. 48-50.

LAS BELLAS QUE LLEGARON DE ORIENTE


No hace mucho tiempo que para ver una película del Lejano Oriente sólo había de tres sopas. Se esperaba a que la próxima Muestra o Foro de la Cineteca Nacional (o de su equivalente local) incluyera al menos un filme de aquellas geografías. Se acudía a las librerías, videotecas o videoclubs para escarbar entre sus repisas, lo que significaba ver una y otra vez clásicos como Los sueños de Akira Kurosawa o aventurarse con alguna comedia dulzona (o agridulce, por aquello de su casi constante conexión con la comida) que no estaba mal, pero tampoco era algo extraordinario ni novedoso. O, si el interés era mucho y los recursos suficientes, se atentaba contra la tarjeta de crédito vía Internet para pedir la primicia deseada.
Este escenario, por suerte, ha cambiado: los filmes asiáticos han entrado con todo a la cartelera comercial, han invadido los mostradores de los videoclubs y hasta se han adueñado de buena parte de los puestos de piratería (para nuestra desgracia mejor surtidos que los negocios legales). Este fenómeno ha ocurrido en buena parte gracias al terror... No el terror de seguir viendo las mismas tramas y los mismos actores en las mismas películas hollywoodenses que, salvo honrosas excepciones, se han vuelto esclavas de los remakes, sino el terror que nos proporcionan los filmes que han mantenido nuestras cabelleras en vilo, es decir, que nos ponen los pelos de punta. Ha sido tal el éxito del terror asiático que las niñas de largas cabelleras, los pozos tapiados, los apartamentos que se inundan sin razón aparente y las casas marcadas por crímenes impunes se han convertido en parte de nuestras pesadillas, cortesía de filmes como Ringu (El aro), Dark Water (Agua turbia) y The Grudge (La maldición), que por cierto han merecido sendos remakes, cortesía de los no muy imaginativos productores de Hollywood. Pero éste no ha sido el único género que ha traspasado las barreras culturales y creado éxitos internacionales. Comedias, dramas, thrillers y hasta musicales (o la mezcla inclasificable de éstos) han colocado a directores como el coreano Park Chan-wook, los japoneses Takashi Miike y Takeshi Kitano, el hongkonés Won Kar-wai o el chino Zhang Yi-mou en las listas de los mejores del mundo y parecen no querer abandonarlas.
Junto a estas nuevas ofertas cinematográficas llegaron nuevos cánones de belleza, encarnados por actrices de nombres intrincados que han conquistado las pantallas de cines y hogares en todo el mundo. Algunas lo han hecho mediante las producciones de sus respectivos países, mientras que otras decidieron exportar sus talentos e invadir la alfombra roja hollywoodense, con distintos resultados. Ejemplo perfecto de esto resultan Zhang Ziyi y Michelle Yeoh, quienes se dieron a conocer internacionalmente con la laureada El Tigre y el Dragón, para después colocarse en el ojo del huracán gracias a Memorias de una geisha. Claro que ellas no fueron las primeras y, al parecer, no serán las últimas. Para muestra presentamos siete bellezas orientales que, con mayor o menor currículum, han llamado la atención a más de uno.


Maggie Cheung (Hong Kong, 1964)
Con más de ochenta películas en su haber, esta hongkonesa está lejos de ser una novedad en la pantalla grande, aunque no había alcanzado tanta notoriedad hasta hace poco. Si bien ya había comenzado una exitosa carrera como modelo, no fue sino hasta que ganó el segundo lugar de Miss Hong Kong en 1983 que los cineastas locales fijaron sus ojos en ella, convirtiéndose en poco tiempo en una de sus actrices consentidas. Poco tiempo después entró al cine europeo de la mano de quien fuera su marido por muchos años, el director francés Olivier Assayas, quien la dirigió en Irma Vep (1996) y en Clean (2004), donde compartió créditos con Nick Nolte. Y aunque tras este filme recibió una avalancha de ofertas para trabajar en Hollywood, ha rechazado varias ofertas. Declinó participar en X2 (2003), secuela de la exitosa X-Men, pues le pareció un proyecto demasiado comercial, así como en Memorias de una Geisha (2005), pues consideró un sinsentido que una china personificara a una japonesa durante la Segunda Guerra Mundial, tiempo en el que la tradicional animadversión entre ambas naciones era álgida. Claro que esto no le importó a los productores de dicha película, para quienes las razones históricas no pesaron más que las ganancias en taquilla.
Entre las películas asiáticas que más proyección internacional le han dado a Cheung se encuentran Deseando amar (In the Mood for Love, 2000) y su continuación, 2046 (2004), ambas dirigidas Wong Kar Wai, con quien ha trabajado en otros proyectos. Su trabajo ha sido reconocido con el honor de ser jurado en el Festival Internacional de Cine de Berlín en 1997, donde años atrás (1992) ganó el premio a Mejor Actriz, presea que también recibió en el Festival de Cannes en 2004.

 Gong Li (China, 1965)
Esta actriz, que ha sido reconocida como una de las 50 personas más bellas del mundo por la revista People, ha ganado contratos millonarios como vocera de marcas como L’Oreal y saltó a la fama internacional como Hatsumomo, la rival “profesional” de Zhang Ziyi en Memorias de una geisha (2005), tiene una larga historia en el mundo del cine. Cuando apenas era una estudiante de la Central Drama Academy de Beijing protagonizó Sorgo rojo (1987), película en la que también debutaba como director su entonces novio Zhang Yi-mou, ahora conocido en todo el mundo por sus célebres Héroe (2002) y La casa de los cuchillos (House of Flying Daggers, 2003). Entre la veintena de filmes en los que ha participado destaca Adiós a mi concubina (1993): su actuación en esta cinta le valió el premio del Círculo de Críticos de Cine de Nueva York y su entrada en la lista de las “100 mejores actuaciones de todos los tiempos” publicada por la revista Premiere. Además, fue nombrada por el gobierno francés “Officer des Arts et Lettres” debido a su contribución a la cinematografía mundial (1998) y ha sido jurado en los festivales internacionales de cine de Cannes (1997), Berlín (2000), Venecia (2002) y Tokio (2003). También se cuenta entre las actrices de cabecera de Won Kar-wai, con quien filmó el cortometraje La mano, parte de la trilogía Eros (2004), y 2046 (2004).
Tras Memorias de una geisha, el siguiente paso de Gong Li para adentrarse en el mundo de Hollywood será la versión fílmica de la serie Miami Vice, coprotagonizada por Collin Farrell y Jamie Foxx, y Young Hannibal: Behind the Mask, en la que se retratará la juventud del sanguinario Hannibal Lecter.

Nanako Matsushima (Japón, 1973)
Es conocida en todo el mundo por protagonizar las cintas de terror Ringu (El Aro, 1998) y Ringu 2 (1999), ambas dirigidas por Hideo Nakata y basadas en la exitosa novela homónima del escritor japonés Kôji Suzuki. En éstas interpretó el papel de Reiko Asakawa, la reportera que se enfrenta a Sadako (la famosa niña de pelos largos y mirada mortífera) al tratar de resolver el enigma de un video maldito.
Nanako es una estrella en Japón no sólo por enfrentarse a las fuerzas del mal, sino por su extensa carrera en el modelaje, que comenzó a los 19 años, y en la televisión, donde protagonizó su primera serie en 1997, junto con Hiroyuki Sanada, actriz con la que compartió créditos en Ringu. Su mayor éxito televisivo es Great Teacher Onizuka (mejor conocido como GTO), versión con actores del famoso cómic manga del mismo título, que salió al aire durante 12 episodios en 1999 y es considerado uno de los programas con mayor audiencia en la historia de Japón. En este caso, su coprotagonista fue su actual marido, Takashi Sorimachi, quien también se ha desempeñado como director de cine.

 Shu Qui (Taiwán, 1976)
Esta taiwanesa tiene fama de diva insoportable por su comportamiento en los sets de filmación, pero parece pesar más su talento o su despampanante atractivo, pues es una de las actrices asiáticas más cotizadas. Entre sus trabajos más conocidos se encuentra la comedia romántica que estelarizó con Jackie Chan, Máximo rival (Gorgeous, 1999), y El ojo 2 (2004), donde se enfrentó a una vengativa fantasma. Pero sus roles más alabados por la crítica se los debe a Your Place or Mine (1998), dirigida por James Yuen, y Tres tiempos (Three Times, 2005), de Hou Hsiao-hsien, por los que se hizo acreedora a los premios a Mejor Actriz de Reparto y Mejor Actriz, respectivamente, en los Golden Horse Award de Taiwán (especie de Oscar asiático).
Quien no la haya visto en éstas o en alguna de las otras casi cincuenta películas que ha filmado, puede topársela en la cinta de acción inglesa Transporter (2002), en la que actúa junto al especialista en patadas y persecuciones a la británica, Jason Statham.

Kou Shibasaki (Japón, 1981)
Podría ser la encarnación de una caricatura japonesa, y no sólo por su apariencia: además del look, Kou Shibasaki tomó su nombre artístico (el real es Yukie Yamamura) de su personaje favorito de manga. Esta Tokio girl empezó a actuar desde los 14 años en comerciales y programas televisivos, pero el papel que la llevó al estrellato en Japón fue el de Souma Mitsuko, una de las estudiantes obligada a luchar por su vida en contra de sus compañeros de clase en Battle Royale (2000). Gracias a este filme su nombre trascendió a nivel internacional y fue considerada por Quentin Tarantino para participar en Kill Bill: Vol. 1 (2003), junto a su compatriota Chiaki Kuriyama, pero su apretada agenda no se lo permitió. En cambio, obtuvo el protagónico en Una llamada perdida (2003), del prolífico y reconocido director Takashi Miike.
Con una veintena de películas en su currículum, Shibasaki ha incursionado en el mundo de la música desde 2002, cuando sacó al mercado su primer sencillo. Desde entonces su estrella ha ido en ascenso, logrando colocar una de sus canciones en el soundtrack de la película Yomigaeri (2002), donde también actúa.

 
Kang Hye-jeong (Corea del Sur, 1982)
Gracias a su versatilidad, esta actriz se está haciendo un lugar importante en la filmografía asiática. Para empezar, se ha convertido en una presencia constante en los filmes de Park Chan-wook, uno de los directores más imaginativos y perturbadores del momento. En su cortometraje Cut, parte de Three Extremes (2004), Kang dio vida a una atormentada pianista que va perdiendo poco a poco su valor más preciado: los dedos de sus delicadas manos; en Old Boy (2003) personificó a la inocente pero seductora cocinera de sushi que acompaña al protagonista en su odisea; mientras que en Señora venganza (2005) tiene un pequeño papel como presentadora de noticias.
En la entrega 2005 del Blue Dragon Film Awards de Corea, ganó en la categoría de Mejor Actriz de Reparto por Welcome to Dongmakgol (2005), de Park Kwan-hyun, película que a su vez estuvo nominada en la categoría de Mejor Película Extranjera en los Oscar. En esta mezcla de comedia y drama de guerra, Kang aparece como la tonta del pueblo que inspira las acciones tanto de héroes como de antihéroes.

Chiaki Kuriyama (Japón, 1984)
Esta actriz es la más joven de esta selección... y también la más ruda. Además de modelar profesionalmente, Chiaki se inició en el mundo del cine y la televisión a los 11 años. Su debut lo hizo en el thriller School Mystery (1995), al que siguieron las películas de terror Shikoku (1999) y Ju-on (La maldición, 2000), en las que hizo palidecer a más de uno y logró sobrecoger al auditorio entero. Pero el filme por el que ganó el respeto de los cinéfilos japoneses y de todo el mundo fue Battle Royale (2000), en el que encarnó a una estudiante que parece haber encontrado su vocación como asesina al ser enfrentada a sus compañeros de clases en un sanguinario juego organizado por el gobierno.
Este papel, además, le valió su entrada al cine estadounidense, pues llamó la atención de Quentin Tarantino, quien la seleccionó para personificar a la mortífera Gogo Yubari en Kill Bill: Vol. 1 (2003). Ataviada una vez más como una inocente chica de secundaria, y bajo las órdenes de Lucy Liu, Chiaki hace pasar un mal momento a Uma Thurman con su mortífera arma: la “go go ball”.
 

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Publicado por primera vez en: Día Siete, no. 313 (30 jul. 2005), pp. 48-55.