No hace mucho tiempo que para ver una película del Lejano Oriente sólo había de tres sopas. Se esperaba a que la próxima Muestra o Foro de la Cineteca Nacional (o de su equivalente local) incluyera al menos un filme de aquellas geografías. Se acudía a las librerías, videotecas o videoclubs para escarbar entre sus repisas, lo que significaba ver una y otra vez clásicos como Los sueños de Akira Kurosawa o aventurarse con alguna comedia dulzona (o agridulce, por aquello de su casi constante conexión con la comida) que no estaba mal, pero tampoco era algo extraordinario ni novedoso. O, si el interés era mucho y los recursos suficientes, se atentaba contra la tarjeta de crédito vía Internet para pedir la primicia deseada.
Este escenario, por suerte, ha cambiado: los filmes asiáticos han entrado con todo a la cartelera comercial, han invadido los mostradores de los videoclubs y hasta se han adueñado de buena parte de los puestos de piratería (para nuestra desgracia mejor surtidos que los negocios legales). Este fenómeno ha ocurrido en buena parte gracias al terror... No el terror de seguir viendo las mismas tramas y los mismos actores en las mismas películas hollywoodenses que, salvo honrosas excepciones, se han vuelto esclavas de los remakes, sino el terror que nos proporcionan los filmes que han mantenido nuestras cabelleras en vilo, es decir, que nos ponen los pelos de punta. Ha sido tal el éxito del terror asiático que las niñas de largas cabelleras, los pozos tapiados, los apartamentos que se inundan sin razón aparente y las casas marcadas por crímenes impunes se han convertido en parte de nuestras pesadillas, cortesía de filmes como Ringu (El aro), Dark Water (Agua turbia) y The Grudge (La maldición), que por cierto han merecido sendos remakes, cortesía de los no muy imaginativos productores de Hollywood. Pero éste no ha sido el único género que ha traspasado las barreras culturales y creado éxitos internacionales. Comedias, dramas, thrillers y hasta musicales (o la mezcla inclasificable de éstos) han colocado a directores como el coreano Park Chan-wook, los japoneses Takashi Miike y Takeshi Kitano, el hongkonés Won Kar-wai o el chino Zhang Yi-mou en las listas de los mejores del mundo y parecen no querer abandonarlas.
Junto a estas nuevas ofertas cinematográficas llegaron nuevos cánones de belleza, encarnados por actrices de nombres intrincados que han conquistado las pantallas de cines y hogares en todo el mundo. Algunas lo han hecho mediante las producciones de sus respectivos países, mientras que otras decidieron exportar sus talentos e invadir la alfombra roja hollywoodense, con distintos resultados. Ejemplo perfecto de esto resultan Zhang Ziyi y Michelle Yeoh, quienes se dieron a conocer internacionalmente con la laureada El Tigre y el Dragón, para después colocarse en el ojo del huracán gracias a Memorias de una geisha. Claro que ellas no fueron las primeras y, al parecer, no serán las últimas. Para muestra presentamos siete bellezas orientales que, con mayor o menor currículum, han llamado la atención a más de uno.
Maggie Cheung (Hong Kong, 1964)
Con más de ochenta películas en su haber, esta hongkonesa está lejos de ser una novedad en la pantalla grande, aunque no había alcanzado tanta notoriedad hasta hace poco. Si bien ya había comenzado una exitosa carrera como modelo, no fue sino hasta que ganó el segundo lugar de Miss Hong Kong en 1983 que los cineastas locales fijaron sus ojos en ella, convirtiéndose en poco tiempo en una de sus actrices consentidas. Poco tiempo después entró al cine europeo de la mano de quien fuera su marido por muchos años, el director francés Olivier Assayas, quien la dirigió en Irma Vep (1996) y en Clean (2004), donde compartió créditos con Nick Nolte. Y aunque tras este filme recibió una avalancha de ofertas para trabajar en Hollywood, ha rechazado varias ofertas. Declinó participar en X2 (2003), secuela de la exitosa X-Men, pues le pareció un proyecto demasiado comercial, así como en Memorias de una Geisha (2005), pues consideró un sinsentido que una china personificara a una japonesa durante la Segunda Guerra Mundial, tiempo en el que la tradicional animadversión entre ambas naciones era álgida. Claro que esto no le importó a los productores de dicha película, para quienes las razones históricas no pesaron más que las ganancias en taquilla.
Entre las películas asiáticas que más proyección internacional le han dado a Cheung se encuentran Deseando amar (In the Mood for Love, 2000) y su continuación, 2046 (2004), ambas dirigidas Wong Kar Wai, con quien ha trabajado en otros proyectos. Su trabajo ha sido reconocido con el honor de ser jurado en el Festival Internacional de Cine de Berlín en 1997, donde años atrás (1992) ganó el premio a Mejor Actriz, presea que también recibió en el Festival de Cannes en 2004.
Gong Li (China, 1965)
Esta actriz, que ha sido reconocida como una de las 50 personas más bellas del mundo por la revista People, ha ganado contratos millonarios como vocera de marcas como L’Oreal y saltó a la fama internacional como Hatsumomo, la rival “profesional” de Zhang Ziyi en Memorias de una geisha (2005), tiene una larga historia en el mundo del cine. Cuando apenas era una estudiante de la Central Drama Academy de Beijing protagonizó Sorgo rojo (1987), película en la que también debutaba como director su entonces novio Zhang Yi-mou, ahora conocido en todo el mundo por sus célebres Héroe (2002) y La casa de los cuchillos (House of Flying Daggers, 2003). Entre la veintena de filmes en los que ha participado destaca Adiós a mi concubina (1993): su actuación en esta cinta le valió el premio del Círculo de Críticos de Cine de Nueva York y su entrada en la lista de las “100 mejores actuaciones de todos los tiempos” publicada por la revista Premiere. Además, fue nombrada por el gobierno francés “Officer des Arts et Lettres” debido a su contribución a la cinematografía mundial (1998) y ha sido jurado en los festivales internacionales de cine de Cannes (1997), Berlín (2000), Venecia (2002) y Tokio (2003). También se cuenta entre las actrices de cabecera de Won Kar-wai, con quien filmó el cortometraje La mano, parte de la trilogía Eros (2004), y 2046 (2004).
Tras Memorias de una geisha, el siguiente paso de Gong Li para adentrarse en el mundo de Hollywood será la versión fílmica de la serie Miami Vice, coprotagonizada por Collin Farrell y Jamie Foxx, y Young Hannibal: Behind the Mask, en la que se retratará la juventud del sanguinario Hannibal Lecter.
Nanako Matsushima (Japón, 1973)
Es conocida en todo el mundo por protagonizar las cintas de terror Ringu (El Aro, 1998) y Ringu 2 (1999), ambas dirigidas por Hideo Nakata y basadas en la exitosa novela homónima del escritor japonés Kôji Suzuki. En éstas interpretó el papel de Reiko Asakawa, la reportera que se enfrenta a Sadako (la famosa niña de pelos largos y mirada mortífera) al tratar de resolver el enigma de un video maldito.
Nanako es una estrella en Japón no sólo por enfrentarse a las fuerzas del mal, sino por su extensa carrera en el modelaje, que comenzó a los 19 años, y en la televisión, donde protagonizó su primera serie en 1997, junto con Hiroyuki Sanada, actriz con la que compartió créditos en Ringu. Su mayor éxito televisivo es Great Teacher Onizuka (mejor conocido como GTO), versión con actores del famoso cómic manga del mismo título, que salió al aire durante 12 episodios en 1999 y es considerado uno de los programas con mayor audiencia en la historia de Japón. En este caso, su coprotagonista fue su actual marido, Takashi Sorimachi, quien también se ha desempeñado como director de cine.
Shu Qui (Taiwán, 1976)
Esta taiwanesa tiene fama de diva insoportable por su comportamiento en los sets de filmación, pero parece pesar más su talento o su despampanante atractivo, pues es una de las actrices asiáticas más cotizadas. Entre sus trabajos más conocidos se encuentra la comedia romántica que estelarizó con Jackie Chan, Máximo rival (Gorgeous, 1999), y El ojo 2 (2004), donde se enfrentó a una vengativa fantasma. Pero sus roles más alabados por la crítica se los debe a Your Place or Mine (1998), dirigida por James Yuen, y Tres tiempos (Three Times, 2005), de Hou Hsiao-hsien, por los que se hizo acreedora a los premios a Mejor Actriz de Reparto y Mejor Actriz, respectivamente, en los Golden Horse Award de Taiwán (especie de Oscar asiático).
Quien no la haya visto en éstas o en alguna de las otras casi cincuenta películas que ha filmado, puede topársela en la cinta de acción inglesa Transporter (2002), en la que actúa junto al especialista en patadas y persecuciones a la británica, Jason Statham.
Kou Shibasaki (Japón, 1981)
Podría ser la encarnación de una caricatura japonesa, y no sólo por su apariencia: además del look, Kou Shibasaki tomó su nombre artístico (el real es Yukie Yamamura) de su personaje favorito de manga. Esta Tokio girl empezó a actuar desde los 14 años en comerciales y programas televisivos, pero el papel que la llevó al estrellato en Japón fue el de Souma Mitsuko, una de las estudiantes obligada a luchar por su vida en contra de sus compañeros de clase en Battle Royale (2000). Gracias a este filme su nombre trascendió a nivel internacional y fue considerada por Quentin Tarantino para participar en Kill Bill: Vol. 1 (2003), junto a su compatriota Chiaki Kuriyama, pero su apretada agenda no se lo permitió. En cambio, obtuvo el protagónico en Una llamada perdida (2003), del prolífico y reconocido director Takashi Miike.
Con una veintena de películas en su currículum, Shibasaki ha incursionado en el mundo de la música desde 2002, cuando sacó al mercado su primer sencillo. Desde entonces su estrella ha ido en ascenso, logrando colocar una de sus canciones en el soundtrack de la película Yomigaeri (2002), donde también actúa.
Kang Hye-jeong (Corea del Sur, 1982)
Gracias a su versatilidad, esta actriz se está haciendo un lugar importante en la filmografía asiática. Para empezar, se ha convertido en una presencia constante en los filmes de Park Chan-wook, uno de los directores más imaginativos y perturbadores del momento. En su cortometraje Cut, parte de Three Extremes (2004), Kang dio vida a una atormentada pianista que va perdiendo poco a poco su valor más preciado: los dedos de sus delicadas manos; en Old Boy (2003) personificó a la inocente pero seductora cocinera de sushi que acompaña al protagonista en su odisea; mientras que en Señora venganza (2005) tiene un pequeño papel como presentadora de noticias.
En la entrega 2005 del Blue Dragon Film Awards de Corea, ganó en la categoría de Mejor Actriz de Reparto por Welcome to Dongmakgol (2005), de Park Kwan-hyun, película que a su vez estuvo nominada en la categoría de Mejor Película Extranjera en los Oscar. En esta mezcla de comedia y drama de guerra, Kang aparece como la tonta del pueblo que inspira las acciones tanto de héroes como de antihéroes.
Chiaki Kuriyama (Japón, 1984)
Esta actriz es la más joven de esta selección... y también la más ruda. Además de modelar profesionalmente, Chiaki se inició en el mundo del cine y la televisión a los 11 años. Su debut lo hizo en el thriller School Mystery (1995), al que siguieron las películas de terror Shikoku (1999) y Ju-on (La maldición, 2000), en las que hizo palidecer a más de uno y logró sobrecoger al auditorio entero. Pero el filme por el que ganó el respeto de los cinéfilos japoneses y de todo el mundo fue Battle Royale (2000), en el que encarnó a una estudiante que parece haber encontrado su vocación como asesina al ser enfrentada a sus compañeros de clases en un sanguinario juego organizado por el gobierno.
Este papel, además, le valió su entrada al cine estadounidense, pues llamó la atención de Quentin Tarantino, quien la seleccionó para personificar a la mortífera Gogo Yubari en Kill Bill: Vol. 1 (2003). Ataviada una vez más como una inocente chica de secundaria, y bajo las órdenes de Lucy Liu, Chiaki hace pasar un mal momento a Uma Thurman con su mortífera arma: la “go go ball”.
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Publicado por primera vez en: Día Siete, no. 313 (30 jul. 2005), pp. 48-55.
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